El célebre bar «sardina» concluye su centenario con una misa en nuestra ermita de San Sebastián
El célebre Bar «Sardina», que desde hace un siglo regenta la familia González Herrera, muy vinculada a nuestra Real Hermandad, dio por concluido, el pasado domingo 12 de noviembre, los Actos de su Centenario con una Eucaristía celebrada en la Ermita de San Sebastián.
Al término de la misma nuestra Vicepresidenta Segunda Antonia Farfán Farfán, en representación del Hermano Mayor y de la Junta de Gobierno, leyó una emotiva despedida cuyo contenido reproducimos a continuación:
«Rvdo. Sr. Padre José María, queridos amigos, hermanos y hermanas de Jesús.
Es para mí todo un placer, en nombre de la Real Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, y como Vicepresidenta de la misma, el poder saludaros a todos. Y muy especialmente a la familia González Herrera, que hoy ha querido poner punto y final al Centenario de su Bar «Sardina» acudiendo a esta Ermita de San Sebastián para dar las gracias a «Padre Jesús» por estos Cien Años de historia.
Desde que en 1917 el «Sardina» abriera sus puertas en ese particular y mágico cruce de las calles Real y San Sebastián que los alhaurinos conocemos como «Cuatro Esquinas», se convirtió no sólo en un enclave legendario de la gastronomía alhaurina, sino también en una parte muy importante de la vida social y cultural de nuestro pueblo, y en escenario de muchas de sus tradiciones.
Sus paredes rezuman historia y recogen fotos con todo lo acontecido en Alhaurín el Grande durante un siglo. Y no sólo en Ferias, Romerías o procesiones, sino también en el día a día de quienes acudían, y acuden, a este Bar para tomar el pulso al pueblo escuchando su voz en la barra, mientras toman un aperitivo.
Todos sabemos lo importante que es Bar «Sardina» para Alhaurín el Grande. Y también lo importante que, como hermanos y hermanas de Jesús que sois, es esta Ermita de San Sebastián para vosotros. Cien años de historia contemplan muchas noches contando el cepo, esperando un Cabildo, o viendo a «Padre Jesús» doblar la esquina del tiempo en un domingo imposible de describir, pero que resumen muy bien las voces que cantan delante de vuestra puerta nuestro Himno Nazareno, mientras suenan los aplausos, el pulso hace asomar lágrimas de emoción en los ojos, y una lluvia de pétalos cae sobre la Cruz más santa y dorada que pudiera soñarse.
Felicidades. En mi nombre, y en el de nuestra Hermandad, que hoy represento. Gracias por estar aquí con nosotros y por ser los continuadores del legado de nuestro inolvidable hermano, e insignia de oro, Juan González Rodríguez. Y también del de su esposa, Isabel Herrera, aquí presente.
Mi más sincera enhorabuena. Brindo con vosotros por cien años más de historia y de Hermandad».