Nuestro hermano D. Manuel Jesús Otero Plaza ya es Diácono
Monseñor Catalá, Obispo de Málaga, ordenó el pasado sábado 27 de octubre a nuestro hermano D. Manuel Jesús Otero Plaza como Diácono. Y lo hizo durante el trascurso de una Solemne y emotiva ceremonia que se desarrolló en la Catedral a partir de las 11:00 h. de la mañana.
El rito de Ordenación contó, también, con la presencia del Vicario General de la Diócesis M. I. y Rvdo. Sr. D. Antonio Coronado Morón, de nuestro Rvdo. Sr. Cura-Párroco y Director Espiritual D. Francisco Javier Hernández Pastor O. A. R. y de los Rvdos.
Padres Agustinos Recoletos de nuestra Parroquia D. Hipólito Elices Ramos y D. José María López Vega. Junto a ellos oficiaron, también, la ceremonia numerosos sacerdotes como el Rvdo. P. D. Juan Carlos Millán Guerrero, Párroco de San Antonio de Padua en Ronda, el Rvdo. P. D. Antonio Jesús Carrasco Bootello, Párroco de Santo Domingo y Rector de la Basílica de la Esperanza en Málaga o el Rvdo. P. D. Francisco Baquero Vargas, Párroco de San Pedro y Santiago de Antequera.
Fueron muchos los miembros de la Junta de Gobierno y del Grupo Joven de nuestra Real Hermandad que, con nuestro Hermano Mayor y las responsables de de las áreas de Juventud, Liturgia y Formación cristiana al frente quisieron acompañar a nuestro hermano durante una celebración que estuvo acompañada, musicalmente, por el órgano mayor del templo.
Durante la homilía nuestro Obispo recordó tanto a Manuel Jesús como a Ernesto y Enrique, los compañeros de Seminario que le acompañaban en la Ordenación, y a los nuevos Diáconos Permanentes Salvador, José Antonio y Jesús, que todos estaban llamados a la tarea de evangelizar, y a ser «servidores del Cuerpo de Cristo» y «faros en la tempestad» para ayudar a los creyentes «a ser libres ante tanta manipulación del ser humano», ya que debían ofrecerles «un norte seguro» para que no fueran, como dice la Carta de San Pablo a los Efesios, «sacudidos por las olas y llevados a la deriva por todo viento de doctrina, en la falacia de los hombres, que con astucia conduce al error».
Nuestro Obispo animó, también, a los tres seminaristas, que pronto serán sacerdotes, a ser «heraldos del Evangelio» y a «proclamar las Sagrada Escrituras».
Posteriormente, llegaría uno de los momentos más emotivos de la celebración. Tras inclinarse ante el altar, y recibir la imposición de manos del Obispo, jurando fidelidad a sus superiores, Manuel fue revestido con la estola y la dalmática.
Posteriormente, y tras la consagración, los hermanos y hermanas de Jesús presentes en la Catedral, así como los familiares de Manuel y muchos de sus amigos pudieron recibir, con enorme emoción, la Comunión de sus manos.
A la finalización de la ceremonia, todos se dirigieron a la girola de la Catedral para felicitar al nuevo Diácono, lo que pudieron hacer en la Capilla de Santa Bárbara. Allí, Manuel recibió, como obsequio de nuestra Real Hermandad, una estola blanca y, como regalo de nuestro Grupo Joven, una estola morada. Ambas prendas le servirán, a partir de ahora, en su labor al servicio de la Iglesia.
Desde aquí deseamos a nuestro joven hermano que, con la ayuda de Dios, desarrolle su ministerio de forma fructífera y feliz. Así lo hará hasta su próxima ordenación sacerdotal. Deseamos que sepa transmitirnos la alegría del Evangelio durante muchos años. Hoy, nos sentimos muy orgullosos de su vocación. Una vocación nacida a los pies de «Padre Jesús», y entre los centenarios muros de nuestra Ermita de San Sebastián. Una vocación vivida en grupos como nuestra Banda de Música, de la que fue miembro, y que nos honra, nos llena de alegría y nos enriquece como asociación pública de fieles dentro de la Iglesia Católica.
Ver más fotos relacionadas aquí.