Un Jueves Santo que brilló más que el sol
Es tarde de Jueves Santo y la Plazoleta de San Sebastián se prepara para acoger el primero de los Actos de nuestra Real Hermandad en el día de la Caridad y del Amor Fraterno. Un jueves en el que el sol, haciendo bueno el refrán, volvió a deslumbrar desde el cielo para rendirse al Nazareno que, hoy, camina Cautivo.
Por calle San Sebastián suenan los sones de nuestra Banda de Música anunciando la presencia del Cuerpo Nacional de Policía. Lo acompañan numerosos hermanos. La Plazoleta se viste de gala para recibir una presencia que se repite, por segundo año, y que forma ya parte consustancial de la Semana Santa alhaurina. Así volvió a confirmarse, ya que fueron muchos quienes se acercaron al Acto de Bienvenida en el que se hizo entrega de los Diplomas de Honor a los Comisarios, Inspectores y agentes participantes. Un acto en el que formaron seis Comisarios y una Inspectora-Jefe presidiendo, desde una elegante tarima en el lateral de San Sebastián. En el mismo, también se hizo entrega de la Corbata de Honor de nuestra Real Hermandad a la Bandera de la Policía Nacional, y se dio la primera puntada al Banderín que será entregado por nuestra corporación nazarena a la Comisaría Provincial el próximo 2 de octubre. Dos grandes trabajos que prueban, una vez más, el compromiso de nuestro Taller de Bordado.
La Policía Nacional cumple una importante labor en nuestra sociedad y no sólo como cuerpo de seguridad, sino también como garante de la libertad y del orden constitucional, como destacan los discursos de nuestro Hermano Mayor y del Ilmo. Sr. D. Francisco López Canedo, Comisario-Jefe de la Comisaría Provincial, que es invitado a firmar en nuestro Libro de Honor.
A las 21:30, con una puntualidad exquisita que ha sido la tónica predominante de esta Semana Santa, comienza en la Plaza Nueva la representación de los Juicios de Jesús ante el Sanedrín, Pilatos y Herodes, y las Negaciones de San Pedro. La agradable climatología acompaña. La Plaza Nueva está llena y los efectos luminosos permiten disfrutar de unas escenas bellísimas, que dan sentido a nuestra Fe. Una catequesis viva en la que los jóvenes hermanos de Jesús, que llevan meses de ensayo y que han levantado en pocos días esa Jerusalén que aquí llamamos «Entablao», vuelven a superarse.
Termina la representación y comienza, puntualmente, el segundo de los Actos. La procesión. Una procesión cuya salida espera con impaciencia el público congregado en la Plazoleta. Tras la Petición de la Venia, una de las novedades de este año, se abren las puertas de la Ermita.
El «Morao» de nuestras túnicas toma la calle. Elegancia y señorío de siglos resumidos en la noche en la que el Nazareno de la Cruz Dorada sale de su camarín para caminar Cautivo.
El Toque de Honor corresponde al Ilmo. Sr. Comisario-Jefe de Málaga, cuyos Policías Nacionales, que superan en número al año anterior, escoltan con seriedad el trono. Junto a los viejos enseres la nueva Bandera Pontificia, con el escudo de S.S. El Papa Benedicto XVI, que nos recibió en Audiencia en Roma en el año 2006, y las elegantes dalmáticas moradas de estreno en tejido brocado de oro, contribuyen a engrandecer el esplendor de la noche.
El Nazareno camina sobre exóticas flores, pisando con sus plantas rosas rojas. La procesión sale en hora, camina a buen ritmo y entra en el Callejoncillo que vuelve a deparar otro momento para el recuerdo. En la blanca estrechez de la calle, «Padre Jesús» camina buscando la Plaza Alta, por vez primera, a los sones de una capilla musical. Suena «Virgen del Valle» y el silencio es el mejor reconocimiento a un momento lleno de solemnidad y recogimiento que añade magia al intimismo callejero de la calle de la que disfrutamos los «Moraos».
Plaza Alta, Calle Cruz, Calle Real… La procesión marcha compacta, luce impecable, bajo la luna de parasceve buscando Calle San Sebastián.
Al doblar Real, las cuatro esquinas de las calles que se cruzan se rinden a la majestad del Rey de Alhaurín. El publico sabe premiar el buen hacer de la Hermandad que se ha hecho procesión en la calle, y también la exquisita puntualidad de los «Moraos», con una masiva presencia en las aceras. Una de las más numerosas que se recuerdan en una vuelta a nuestra Ermita de San Sebastián en una noche del Jueves Santo. En la Plazoleta, «Padre Jesús» mira a su pueblo mientras suena la marcha de Cebrián antes de que la capilla lo acoja de nuevo. Los «Boinas Negras» también ponen sus notas a los pies de Jesús. En la campana, el lazo negro es el mudo reconocimiento a quienes, como nuestro inolvidable José Guerrero, ya gozan de la Vida Eterna junto a Él.
Suena el Himno. Caras de satisfacción. Abrazos y manos que se estrechan en Hermandad. Se despide a la Policía Nacional, agradeciendo su escolta. La noche ha terminado y la multitud se despide con la promesa nazarena del amanecer de un nuevo Viernes Santo.
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