Más de lo esperado e imaginado: La tarde del Viernes Santo en Alhaurín el Grande
La tarde del Viernes Santo las calles del centro de Alhaurín el Grande son la Vía Dolorosa de Jerusalén. Por ellas, Nuestro Padre Jesús Nazareno con la cruz al hombro sufre su “Calvario”, seguido por los pasos temblorosos y el corazón roto de Su Madre, María Santísima del Mayor. Nuestros Sagrados Titulares, Madre e Hijo, Hijo y Madre, juntos. Él solemne, humilde, bondadoso, imponente, grandioso, sublime a pesar de sus perlas de sangre y su corona de espinas; Ella majestuosa, respetuosa, resignada, afligida, dolorida….
Procesionan precedidos por la representación en vivo que realiza los jóvenes de nuestra Real Hermandad durante todo el recorrido procesional con tal carga de emotividad, espiritualidad, religiosidad, fe y pasión, que nos es más que resultado de un gran esfuerzo con dotes sobradas de amor, que eriza la piel a su paso, roba las lágrimas fácilmente a los ojos, arranca más de un suspiro y un grito, y sobre todo asienta la fe y mueve las conciencias.
Empezaba en Plaza Nueva, la segunda parte del Juicio ante Pilato, con un Jesús maniatado e inocente, preparado para recibir su cruz, y un público expectante, entregado y agradecido por poder vivir de nuevo unos momentos muy esperados… Pilato que se negaba a condenarle y “lavó sus manos” pero al final claudicó a presiones sin sentido de un pueblo alterado, así caminaba Jesús: “Jesús Nazareno, condenado a muerte de cruz, Jesús Nazareno”.
“Jesús” se dirige, mirada dulce y cabizbajo., a la Ermita de San Sebastián, en la que se han estado preparando nazarenos, enseres, hombres y mujeres de trono, las bandas de música, las mantillas, que acompañarán a Nuestro Padre Jesús Nazareno y a María Santísima del Mayor Dolor, y autoridades civiles y militares, para salir a las calles y participar de la indescriptible e inimitable tarde del Viernes Santo de Alhaurín el Grande.
Acompañaba a la magnitud de la procesión, la climatología de un sol reluciente, que hacía aún más brillante la esplendorosa estampa de una tarde en la que Jesús en su penitencia por las vías sagradas, se encuentra con el Cirineo en Calle San Sebastián, que le ayuda a llevar el peso de su cruz, donde cae por primera vez, en la que su Madre y María Magdalena corren a su encuentro a protegerlo con su amor, seguidas a ellas, le espera las Tres Mujeres de Jerusalén y la Verónica para aliviar su dolor y limpiar su rostro al grito de “Milagro”…
Siguen avanzando, rodeados de la Guardia Romana, con la presencia de Pilato, su esposa y los Sanedritas, los Angelitos, San Juan y San Pedro hasta Plaza Alta, donde ya la multitud les espera para que Jesús caiga por segunda vez, y es en Calle Nueva donde cae por tercera y última vez, y su Madre va de nuevo a su encuentro sin poder soportar el peso de la cruz sobre su corazón, llena de lágrimas como alivio para cada una de las heridas de su Hijo… De este modo hasta el Gólgota en el que se convierte, ya no la tarde, sino la noche del Viernes Santo, la Plaza de San Sebastián.
A ellos los rodea, el bullicio silencioso de almas que piden, rezan, oran, lloran… Los sentimientos en su máxima expresión entre los asistentes. A la escena “en vivo” en las calles, a la catequesis “viviente”, la acompaña los penitentes nazarenos de túnicas morá de terciopelo bordado y capa blanca, portando enseres relucientes por las esmeradas manos de las hermanas, cargados de historia y tradición, entre ellos la reliquia Lignum Crucis, cuyo culto lo autorizó a la Hermandad la Parroquia y la Diócesis en el año 2008, también la Cruz de Jerusalén, con la rama de oliva y la reliquia de “Monte Calvario”. Además de las bandas de música de nuestra Real Hermandad: cornetas y tambores, “Boinas Negras”, “Boinas Morá” y los acordes armoniosos y serenos de la Banda de Música, hermanas de mantillas negra acorde con la solemnidad del momento, vecinos y devotos con vela tras el “Paso” en señal de agradecimiento o petición.
Un “Paso” en el que Nuestro Padre Jesús Nazareno a hombros de los hermanos iban delante, cargando los pecados, errores, equivocaciones, malas acciones del ser humano, una cruz de caoba y plata sobre una reluciente túnica morá que resaltaba un semblante moreno de ese rostro sereno, dulce, humilde, bendito e inconfundible y único de la Sagrada Imagen de “Padre Jesús”, cuyos pies reposaba sobre pétalos moraos de divina tarde de primavera. Tras Él, María Santísima del Mayor Dolor, queriéndolo alcanzar con el caminar firme y decidido de las mujeres de trono, que la alzaban a un cielo azul de luz clara, que hacía relucir la nueva candelería y el plateado y restauración de su trono estrenada esta Semana Santa, pero sobre todo bañaba un rostro de dolorosa sin igual, enmarcada por encajes blancos y protegida con manto y palio morado, que aún destacan su belleza mucho más. Entre los cirios que la acompañaban la Vela Solidaria de la Semana Santa 2022, encendida horas antes por la Asociación de Voluntarios de Oncología Infantil (AVOI) en la Ermita de San Sebastián.
En su “Calvario” sus devotos la cubrieron de flores, una iniciativa de la Comisión de Culto de la Hermandad, que la cubrieron con pétalos de 2.000 claveles rosas y blancos, en una lluvia primaveral, acompañada por la voz de la saetera malagueña Lidia Gómez, detalle de una familia perteneciente a la nuestra Real Hermandad.
El deseo de María Santísima del Mayor Dolor por estar junto a su Hijo se hace realidad, cada noche de Viernes Santo, en el encuentro de ambos tronos procesionales en Calle Nueva, no es Ella quien lo alcanza sino Él quien se acerca, buscando el refugio del amor de Madre que solo Ella le puede dar. Los hermanos y las hermanas, acompañados por las bandas de música del Hermandad, los alzan al infinito buscando su reino de resurrección y paz. Se balancean a la par, primero frente a frente y después caminando juntos hasta la Plaza de San Sebastián. Al llegar se abren las puertas de la Ermita entra “Jesús” primero y Su Madre después, descansando en su Casa, esperando la llegada de otro Viernes Santo para volver juntos a bendecir a su pueblo, el que tanto ha anhelado verlos procesional.
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