Atípica ofrenda floral ante el monolito
La Ofrenda floral y Responso ante el Monolito Conmemorativo de la Entrada de Nuestro Padre Jesús Nazareno en la localidad, uno de los actos más simbólicos y emotivos para cualquier hermano o hermana de Jesús a lo largo del año, y cita obligada cada 28 de abril, se vio este año tristemente empañada por causas ajenas a nuestra Real Hermandad.
Puntualmente, la amplia comitiva de hermanos y hermanas de Jesús, mayor que otros años y presidida por el Hermano Mayor, la Junta de Gobierno y los Consejeros de nuestra Real Hermandad, partía hacia el Pasaje de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
En ella, encabezada por la Banda de Cornetas y Tambores, y cerrada por la Banda de Música, figuraba el Estandarte Mayor.
Sin embargo, y una vez ante el Monolito, paradójicamente los sones de otra Banda de la localidad situada a muy escasos metros, en Calle Virgen de Gracia, pero casi en la confluencia con el Pasaje de Jesús Nazareno, así como los aplausos y gritos de quienes la acompañaban, interrumpieron por espacio de más de veinte minutos el Acto previsto por nuestra Hermandad, que había sido anunciado y contaba con autorización.
Una actitud que supuso, no sólo, una grave falta de respeto a nuestra Real Hermandad y a nuestro Sagrado Titular, en cuyo honor se deposita la canastilla de flores, sino también a nuestros hermanos y hermanas desaparecidos, a quienes iba dirigido el rezo del Responso.
Tras esta desafortunada situación, finalmente, el Acto pudo celebrarse con casi treinta minutos de retraso.
La canastilla fue depositada a los pies del monolito por las encargadas de la Comisión de Liturgia, Inmaculada Farfán Aragón, y del Taller de Bordado, María Isabel Rueda Herrera, mientras la Banda de Cornetas y Tambores tocaba «Oración», rindiendo sus Guiones ante el Monolito en recuerdo de los hermanos de Jesús fallecidos durante toda nuestra historia.
Posteriormente el Hermano Mayor, D. Salvador David Pérez González, daba las gracias a los asistentes por mantener una cordura y civismo que calificó de «ejemplares», dado lo acontecido. Un hecho que quiso remarcar teniendo, también, palabras de recuerdo para los hermanos y hermanas de Jesús fallecidos »
no sólo durante estos setenta y siete años, sino también durante nuestros cinco siglos de historia».
Posteriormente, dirigió el rezo de un Padrenuestro al que siguieron las notas de «Nuestro Padre Jesús», interpretado por nuestra Banda de Música mientras los asistentes cantaban nuestro Himno con emoción y lágrimas en los ojos. Las mismas que cada año acompañan este acto.
Tras esto, la comitiva regresaba rápidamente a San Sebastián para que la Eucaristía del LXXVII Aniversario diera comienzo a la hora prevista. En los rostros de los hermanos y hermanas, la alegría habitual se mezclaba con la tristeza por las circunstancias que rodearon la más atípica de las Visitas al Monolito hechas un 28 de abril.